Nuestro libro / Notre livre

La dama del lago (1888)

La dama del lago (1888)
John William Waterhouse

samedi 28 novembre 2009

1. El señor nutria Monsieur Loutre Version espagnole Versión española

de Guillaume Gaudemer, Álvaro Ruiz y Saúl Contreras

El Sr. Nutrio vivía en el Loire con su comunidad de nutrias y poseía una pequeña parte de la ribera. Vivía pacíficamente en armonía con sus colegas piscívoros y sus días se sucedían en una lenta monotonía. Era una nutria muy respetable, al menos de día...Sí, porque, por la noche, el Sr. Nutrio se transformaba en: ¡Dark Nutria, la nutria de la sombra! Entonces hacía cumplir la ley sobre su territorio y no toleraba ningún desbordamiento. Todos le temían y sus músculos poderosos se reflejaban sobre las aguas tranquilas en el resplandor de los rayos de la luna. día, los humanos llegaron desde la ciudad, con idea de construir una presa hidroeléctrica...sobre el territorio del Sr. Nutrio. En menos de un mes fue construida y funcionaba a pleno rendimiento. Nuestra intrépida nutria, indignada, reunió a sus compañeros de la fauna fluvial para organizar la rebelión...
“-Queridos compatriotas, en este día en el que los humanos osan burlarse de nosotros en nuestro propio territorio, nos hemos reunido por una misma y única razón: la presa. ¡Esta presa que retiene los peces y contamina nuestro medio ambiente! ¡Si estáis aquí hoy, es para afirmar vuestro descontento!”
Se produjo entonces un alboroto de voces y gritos histéricos. El Sr. Nutrio tenía aparentemente el apoyo del público, así que prosiguió:
“-¡Que los que se opongan categóricamente a esta construcción vengan conmigo, he puesto a punto un plan infalible...! ¡Ja, ja, ja! ¡Soy demoníaco!, añadió en voz baja, muy seguro de sí mismo”
Entonces nutrias, castores, coipos y otros animales palmípedos siguieron al Sr. Nutrio. Juntos, realizaron una gigantesca construcción, una terrible, una implacable máquina de destrucción masiva: ¡el NUTRINATOR!Esta máquina era capaz de agujerear el más duro material y funcionaba con aceite de girasol ecológico, no contaminante. Después elaboraron un plan diabólico, teniendo por objetivo destruir la detestable presa de los humanos.Una noche, cuando los humanos dormían, la nutria de la sombra y sus fieles cómplices dirigieron el NUTRINATOR hacia la construcción.

2
Todos los animales se colocaron alrededor del formidable aparato, junto a la presa, y contuvieron el aliento. El Sr. Nutrio dio la orden de destruirla, cuando de pronto, “VROOUUMM”, se oyó un gran estruendo: una de las compuertas se abrió y una tromba de agua cayó sobre el Nutrinator y lo arrastró río abajo.
Mientras tanto el Sr. Nutrio y los palmípedos se fueron nadando hacia la orilla. Una vez en ella todos se desmoralizaron ya que todo su empeño había sido en vano.
Regresaron a sus madrigueras esperando olvidar lo sucedido y deseosos de que comenzara otro día.
El Sr. Nutrio casi no pudo dormir por el disgusto y se levantó temprano, triste y desanimado. Cuando se asomó a la ventana vio que una espesa niebla cubría el bosque pero pocos instantes después se dio cuenta de que no era niebla, sino humo.
Entonces, vio una estampida de animales. El Sr. Nutrio preguntó a un viejo ciervo: “¿Qué es lo que pasa?” y este le respondió que el bosque estaba en llamas.
Sin pensarlo un momento Nutrio llamó a todos sus amigos palmípedos y se dirigieron a la presa para ponerse a salvo.
Una vez allí, todos los animales vieron que los humanos se afanaban por apagar el fuego pero, como casi siempre, estaban mal organizados y parecía que no iban a conseguirlo solos.
Al Sr. Nutrio se le ocurrió la idea de desviar el cauce hacia las llamas, para así apagar el fuego.
Pero no tenían herramientas para formar el nuevo cauce. Entonces, se le vino a la cabeza que el Nutrinator se encontraba estancado a dos o tres kilómetros de la presa.
Tal vez podrían utilizarlo para desviar el cauce. Rápidamente se organizaron para ir en busca del Nutrinator.
Era muy pesado, tardaron horas en arrastrarlo hacia la presa, pero lo consiguieron. ¡Allí estaba el Nutrinator, listo para desviar el cauce…!

3

Con infinito cuidado, nuestro héroe logró desviar una pequeña parte del río para apagar el fuego.
El Nutrinator estaba resultando de una enorme utilidad.
Orgullosos de su hazaña, los animales fueron a socorrer a sus compañeros del bosque, pillados por sorpresa por el incendio.
Lo que descubrieron sobrepasaba ampliamente su imaginación. Los árboles calcinados estaban la mayoría por el suelo, los otros se habían hechos cenizas y sus hablitantes habían perdido sus madrigueras.
Con su legendaria tranquilidad, el Sr. Nutrio envió a un grupo de zorros (sagaces detectives) en busca de la causa del incendio.
Después empezó a subsanar los daños causados, ayudado por toda la comunidad.
Algunos días más tarde, incluso los árboles muertos eran evacuados, no sin la preciosa ayuda de los castores.
Las pérdidas fueron estimadas en más de la mitad del patrimonio vegetal local.
Cuando volvieron los zorros, declararon saber de fuentes de toda solvencia que los responsables del incendio, aunque no de origen criminal, eran los humanos.
El Sr. Nutrio, temiendo la reacción de sus congéneres, tomó la palabra:
"-Amigos míos, ¡lo que nos cuentan los zorros es extremadamente grave! No estamos dispuestos a sufrir las consecuencias de sus errores sin protestar.
Esta misma noche voy a negociar con ellos. ¡Ellos han destruido nuestro bosque, ellos tendrán que recuperarlo!
Una aclamación siguió este encendido discurso, y el Sr. Nutrio, muy contento de sí mismo, volvió a su madriguera para esperar el anochecer.
Cuando se hizo de noche, Dark Nutrio estaba preparado para cumplir su misión: parlamentar con los humanos...
Hacia allí se dirigió volando (una más de sus habilidades nútricas), y aterrizó delante de sus viviendas.
Encaminándose a la más grande de todas, nuestro intrépido aventurero se preparó para la confrontación. Llamó a la puerta y un gigantesco humano le abrió.
Usando su don de lenguas, Dark Nutrio dijo al humano estupefacto:
"-Buenas noches, humano, me gustaría hablar con tu jefe"
« - ………..
"-Ya veo, dijo, pensativo. Llévame a tu jefe enseguida, luego olvidarás todo, incluído el hecho de que soy una super nutria que habla."
« -… »
Dark Nutrio, sin que su interlocutor se diese cuenta, había empleado en sus frases una mirada casi hipnótica, y el gigante obedeció.
Lo condujo al jefe de las obras de la presa. Con él usoó de nuevo su poder de persuasión y luego borró su memoria, al menos todo lo que hacía referencia a una nutria parlante.
Acabadas las "negociaciones", volvió a casa.
Al día siguiente, reunió a sus compañeros de infortunio, se instaló sobre un viejo tronco de un árbol, y declaró:
"-¡El problema está resuelto! Esta noche he ido a casa de los humanos, como prometí, y tras arduas discusiones -sonrisa de soslayo-, se han comprometido a plantar nuevos árboles.
Y en espera de que éstos sean de tamaño respetable, acondicionarán nidales para nuestros sin techo"
Los animales, eufóricos, organizaron una gran fiesta que duró varios días.
La cuestión del incendio estaba, pues, resuelta pero la presa seguía allí...

4
Una semana más tarde, Dark Nutrio fue a visitar de nuevo al jefe de la presa de los humanos ya que quería saber por qué aún no la habían derribado.
De nuevo volvió a usar sus superpoderes hipnotizadores para dominar la voluntad del incauto.
Éste le explicó que si derribaban la presa, el agua que correría de golpe río abajo sería tanta que arrasaría los pueblos situados más abajo de la antigua presa de madera hecha por los castores.
La nutria y el humano "discutieron" hasta llegar a una idea genial:
los animales palmípedos ayudarían a construir una nueva presa antes de quitar la otra, aguas abajo del Loira, que no molestase al Sr. Nutrio y a todos los animales que vivían allí.
El Sr. Nutrio pensó que por fin volvería a vivir como en los buenos tiempos.
Dos días después, los humanos hipnotizados y los animales palmípedos empezaron a construir la nueva presa.
A la semana, trabajando con mucho empeño y esfuerzo, la presa estaba acabada y los humanos recuperaron su consciencia.
Al Sr. Nutrio le quedaban dos cosas que resolver: la primera era quitar la presa de los humanos, y el segundo asunto, cómo hacer para que los humanos no volviesen a las andadas, ahora que ya no estaban hipnotizados.
Para el primer problema, los animales palmípedos fueron a la presa de los humanos, abrieron las compuertas, y la propia fuerza del agua hizo que la presa se vieniese abajo.
Entonces quedaba el último asunto: contarles la verdad a los humanos.
El Sr. Nutrio fue a hablar con el jefe en la nueva presa, sin más hipnosis, ni con él ni con el resto de los humanos.
El Sr. Nutrio le contó todo lo sucedido. Se esperaba lo peor, pero la reacción del hombre fue sorprendente:
Se echó a reír y le dijo que había hecho un buen trabajo porque había resuelto el problema entre los animales y los humanos.
El Sr. Nutrio se quedó de piedra, a lo mejor los humanos no eran tan idiotas, después de todo.
Los animales recuperaron su forma de vida y los humanos siguieron trabajando como de costumbre.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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